Sobre mí, como persona y como psicólogo

Enric Soler - psicólogo

No vayas al psicólogo! Llévale tus relaciones.

Soy, antes que psicólogo, un ser humano. ¡Me apasiona mi profesión! Considero a las personas como seres intrínsecamente relacionales. Creo firmemente que resulta imposible comprender al ser humano sin tener en cuenta sus relaciones. Nacemos en una familia y nos desarrollamos constantemente en interacción con los demás, y la satisfacción en estas múltiples interacciones influye de forma determinante en nuestra calidad de vida emocional; en nuestra felicidad.

Me temo que como psicólogo soy un tanto peculiar. Entiendo la relación terapéutica como una relación entre dos expertos, y la base sobre la que se sustenta el cambio terapéutico. Para mí es un privilegio ser invitado por mis clientes a establecer una relación de intimidad, confianza y compromiso mutuo que implicará recorrer juntos un tramo de la tu vida. Si tienes interés en saber algo sobre mi historial profesional, puedes consultarlo mediante el enlace a LinkedIn que encontrarás al final de esta página.

La relación terapéutica

No es el psicólogo quien solucionará tus problemas. Lo es la relación que establezcas con él.

Formular una demanda a un psicólogo implica el establecimiento de una nueva relación en tu vida con el único objetivo de catalizar un cambio para mejorar tu calidad de vida emocional. La relación terapéutica es una relación colaborativa entre dos expertos: El consultante, o cliente, es experto en su propia vida. El profesional es experto en la promoción del cambio.

Entre nosotros dos, tú eres quién formula la demanda, ya que se trata de conseguir tus objetivos. Por lo tanto, debes asumir la gran responsabilidad de elegirme o no, para ser tu terapeuta. Hacerme una demanda terapéutica equivale a invitarme a acompañarte durante un tramo de tu vida, y para ello es importante que estés muy seguro/a de permitirme formar parte de tu sistema de relaciones en una posición de tanta responsabilidad como lo es el rol de catalizador de cambios.

¡No vayas al psicólogo! Llévale tus relaciones.

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