Fatiga por Compasión y Covid-19: la otra pandemia

El Covid-19 lleva asociada otra pandemia que afecta al personal sanitario: la Fatiga por Compasión


Índice de contenidos

Introducción

¿Qué es la fatiga por compasión?

Factores de riesgo

Evaluación

Síntomas

Tratamiento

Estrategias de intervención individuales

Estrategias de intervención organizacionales

EVALUACIÓN ON-LINE DE LA FATIGA DE COMPASIÓN


Introducción

La relación de ayuda es, como toda relación, una interacción entre dos o más personas con unos roles que deben estar bien definidos: los pacientes solicitan ayuda y el personal asistencial la presta. La relación de ayuda, como cualquier relación, implica una interacción emocional entre ambas partes. La exposición a pacientes en situación de trauma, sufrimiento y malestar emocional puede influir muy negativamente a la relación de ayuda, y puede representar una factura emocional muy difícil de pagar para el profesional sanitario. Se trata de la fatiga de compasión. Se estima que cuando finalice la pandemia del Covid-19se doblará la prevalencia de trastornos emocionales y/o mentales en el colectivo de profesionales de la salud.

Un equipo multidisciplinar de atención clínica debería ser un sistema perfectamente coordinado, dotado de las mejores herramientas de autogestión emocional, y con carácter de sistema abierto capaz de ensamblarse con otros sistemas necesarios para conseguir su objetivo: hacer frente a la enfermedad y a las necesidades psicosociales del enfermo.

Gráfico de la interacción relacional funcional en la intervención clínica
Esquema del ensamblaje del sistema sanitario con el sistema familiar y el enfermo en una situación ideal de trabajo en equipos

Pero esto no es siempre posible. El tsunami de demandas de atención clínica a causa de la pandemia del Covid-19 ha desbordado los sistemas sanitarios de todo el mundo. La gran mayoría ni siquiera estaban lo suficientemente dotados en la gestión emocional resultante de la exposición de los profesionales de la salud al sufrimiento, dolor y pérdida de sus pacientes.

No olvidemos que, a excepción de las unidades de cuidados paliativos, los profesionales han estado muy preparados para curar, pero quizás no lo suficientemente dotados de herramientas personales para la gestión de las propias emociones cuando el objetivo terapéutico se debe centrar en cuidar, en vez de “luchar” contra una enfermedad, siendo el paciente el campo de batalla.

Si puedes curar, cura.

Si no puedes curar, alivia.

Si no puedes aliviar, consuela.

Pero no olvides que si no te cuidas, es imposible cuidar de los demás.

Las circunstancias de la pandemia del Covid-19 han hecho que los equipos sanitarios hayan tenido que priorizar. Es una situación de emergencia por alud de demandas y riesgo de alto contagio, y lo primero que ha “caído” de la estructura del engranaje “Equipo sanitario – Paciente – Familia“, ha sido esta última; la familia. El sistema sanitario, tensado más allá de sus límites, también ha tenido que dejar de lado el cuidado a los propios profesionales de la salud. Incluso en muchos equipos, este cuidado ha sido inexistente en situación de normalidad previa a la pandemia.

Gráfico de la interacción en la relación terapéutica cuando la familia no puede participar en la provisión de cuidados
Consecuencias de tener que prescindir del apoyo del sistema familiar y de descuidar el cuidado emocional de los profesionales sanitarios en la pandemia del Covid-19

¿Qué es la fatiga por compasión?

La fatiga por compasión, también denominada desgaste por empatía, es una forma de estrés secundaria de la relación de ayuda terapéutica. Se presenta cuando se desborda la capacidad emocional del profesional sanitario para hacer frente al compromiso empático con el sufrimiento del paciente.

La terminología “fatiga por compasión” fue utilizada por Joinson (1992). Se refirió a un síndrome observado en el personal de enfermería que atendía a pacientes con enfermedades potencialmente amenazantes para sus vidas.

El síndrome de fatiga por compasión afecta en mayor medida al personal sanitario que está en lo que se denomina popularmente en “primera línea” de atención. Afecta a aquellos que más contacto humano tienen con el paciente que sufre y que teme por su vida a causa de la enfermedad.

En este contexto, se entiende por compasión el sentimiento de gran simpatía y pesadumbre por otra persona afectada por un gran sufrimiento. Un sentimiento muy humano que se manifiesta junto a un deseo personal de aliviar el malestar emocional del enfermo, o de eliminar su causa.

La ayuda a los demás satisface necesidades altruistas. La satisfacción por compasión proviene de una motivación (vocación) intrínseca y aporta plenitud en el plano espiritual del profesional sanitario. Poder llegar a sentir la satisfacción por compasión implica dotarse de fuerza y esperanza para hacer frente al sufrimiento ajeno. La satisfacción por compasión dota al profesional de una gran resiliencia. Por el contrario, no conseguir sentirla deriva en desesperanza y frustración, llegando incluso a incapacitar al profesional para el ejercicio de sus funciones.

Se puede considerar la fatiga por compasión el desequilibrio entre cuidar a los otros y a sí mismo/a.

Diagnóstico diferencial: No se debe confundir la fatiga de compasión con el burnout, ya que este último se relaciona con las condiciones de trabajo. El burnout se desarrolla gradualmente por un alto nivel de exigencia por parte de las instituciones de salud. Se define como “un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por la participación a largo plazo en situaciones emocionalmente exigentes¨.

En el caso de nuestro sistema de salud, del que tantos políticos se llenan la boca presumiendo de que es de los mejores del mundo, los recortes, la precariedad e inestabilidad laboral, y la corrupción, son el origen de otra patología añadida al síndrome de fatiga por compasión que afecta a muchos pofesionales sanitarios.

Fatiga por compasión: factores de riesgo

Diversos investigadores sobre la fatiga de compasión apuntan cuatro factores principales:

  • Autocuidado nulo o insuficiente.
  • Traumas no resueltos en el pasado, frecuentemente parecidos a la situación del paciente.
  • Dificultades para gestionar la presión asistencial y el estrés.
  • Falta de satisfacción en el trabajo.

Evaluación de la fatiga por compasión

Para la evaluación de la fatiga por compasión se utiliza el ProQOL – IV (Professional Quality of Life) Compassion Satisfaction and Fatigue Subscales de Hudnall Stamm, 1997-2005. Ha sido traducido y adaptado al castellano por Maria Eugenia Morante, Bernardo Moreno y Alfredo Rodriguez, de la Universidad Autónoma de Madrid. Incluye las variables de Satisfacción por Compasión, Burnout y Fatiga por compasión.

Al final de este artículo encontrarás un enlace de autoevaluación de tu fatiga po compasión.

(*1)

Fatiga por compasión: síntomas

Los síntomas psicológicos de la fatiga por compasión son varios, y a menudo son inadvertidos o no relacionados con este síndrome. Se manifiestan en forma de ansiedad, disociación, ira, transtornos del sueño y pesadillas, y sentimiento de impotencia.

Los síntomas somáticos se manifiestan en forma de dolor de cabeza, aumento o disminución de peso, náuseas, mareos, pérdidas de conocimiento y, en algunos casos, dificultades auditivas.

Son frecuentes los síntomas psicosociales tales como el abuso farmacológico, abuso de sustancias, sobrealimentación, evitar o dedicar menos tiempo a los pacientes y la aparición de sarcasmo, cinismo e irritabilidad.

La fatiga de compasión comparte esta sintomatología con el trastorno por estrés postraumático:

  • Reexperimentación del evento traumático con una gran carga emocional.
  • Evitación y embotamiento psicológico. Distanciamiento social físico-afectivo, tanto en las relaciones personales como las profesionales.
  • Estado de alerta permanente y reactividad (hiperactivación o hiperarousal).

Los profesioinales que hacen frente a la pandemia del Covid-19 refieren también sentirse culpables al tomarse un breve descanso, ni que sea para tomar un breve desayuno. Declaran sentirse desleales con los compañer@s de equipo en su día de descanso. Sienten una gran frustración en ver como sus unidades asistenciales se convierten, en determinados momentos, en “una fábrica de producción en cadena de éxitus“. (Palabras textuales de una enfermera afectada por el síndrome de fatiga por compasión).

La fatiga por compasión afecta seriamente tanto la vida personal como la profesional de quien la padece.

Tratamiento de la fatiga por compasión

La primera medida que hay que tomar contra la fatiga por compasión es la prevención. En el momento en que se publica este artículo, la pandemia del Covid-19 ha sacudido casi todos los sistemas sanitarios del mundo. Ya no es posible aplicar medidas preventivas. Ya habrá tiempo, cuando se haya controlado la crisis sanitaria, de que cada sistema sanitario se plantee cuántos recursos ha invertido en prevención y si cree que han sido suficientes.

Ahora es el momento de plantearse estrategias de intervención psicológica para el colectivo de profesionales sanitarios ya que todo apunta a que van a resultar gravemente perjudicados si no han podido afrontar la crisis sanitaria con un mínimo de herramientas psicológicas que les ayude a gestionar los efectos de su exposición masiva y prolongada al sufrimiento y dolor de los pacientes que han atendido como buenamente han podido.

Estrategias de intervención individuales para la fatiga por compasión

Supervisión clínica

Si bien no es muy frecuente encontrar psicólog@s y trabajador@s sociales que utilicen la supervisión clínica, más extraño es todavía saber de la existencia de personal de enfermería y médicos que utilicen esta herramienta terapéutica.

La supervisión clínica es un recurso imprescindible para cualquier profesional sanitario que se aprecie a sí mismo/a, que le beneficiará no solo a nivel profesional sino también a nivel personal.

Pulsa aquí para saber más sobre la supervisión clínica.

Objetivos de la supervisión clínica

En primer objetivo psicoterapéutico debe ser el reconocimiento del fenómeno emocional y la conciencia plena sobre los síntomas y los factores de riesgo individuales.

Conocerse a sí mismo es conocer la propia personalidad. Una mayor auto-comprensión de la personalidad ayuda a detectar tanto los rasgos que pueden ser útiles como estrategias de afrontamiento, como aquellos que pueden representar factores de riesgo.

El autoconocimiento no evitará sentir las emociones naturales por exposición al intenso dolor y malestar emocional de tus pacientes pero tendrá una mayor capacidad de afrontamiento de la situación.

En una supervisión clínica individual también se aprendrá a tener los límites profesionales bien definidos. Ello no implica en absoluto la más mínima pérdida de humanidad en la relación con el paciente, sino todo lo contrario: al autopercibirse más estable y segur@ en un encuadre terapéutico adecuado, te hará más human@ con los pacientes y compañer@s.

La autoconciencia, la aceptación de la situación, los hábitos de autocuidado (incluído el compromiso de un@ mism@ con su propia supervisión), el fomento de unas redes de apoyo personal y profesional sólidas, también serán objetivos terapéuticos de la supervisión clínica.

En definitiva se trata de algo tan sencillo y tan complejo a la vez como el hecho de poder disfrutar de un equlibrio balanceado entre la vida personal y la profesional.

Estrategias organizacionales para la fatiga de compasión

El Covid-19, ahora mismo, no tiene cura. No hay ni vacuna ni medicación específica. Por tanto, el objetivo del Sistema Sanitario no puede ser el de curar sino que se restringe a la aplicación de tratamientos sintomáticos. De repente, todo el Sistema Sanitario se ha convertido en una inmensa unidad de cuidados paliativos. El problema radica en que la gran mayoría de los profesionales sanitarios no son conscientes de ello, ni tienen la formación específica para trabajar en una gigantesca unidad de cuidados paliativos. Se han visto obligados a realizar una tarea que emocionalmente puede superar a cualquier ser humano.

Uno de los objetivos principales de la supervisión de equipos multidisciplinares es dotarlos de competencias para ensamblarse de forma rápida y eficaz a las famílias de los enfermos y a otros equipos para poder abordar la prestación de cuidados de forma holística, mejorando resultados y reduciendo la presión asistencial. La irrupción abrupta de la pandemia no ha permitido poner en marcha este tipo de habilidades de los equipos asistenciales.

Las instituciones sanitarias deberían ser un soporte sólido para sus trabajadores y ofrecerles un servicio de apoyo emocional específico para hacer frente al síndrome de fatiga por compasión.

Se hace necesaria una evaluación contínua de la salud emocional de los profesionales sanitarios y una dotación adecuada de recursos técnicos y humanos para evitar la sobrecarga asistencial en la medida de lo posible.

Y de repente, todo el Sistema Sanitario se ha convertido en una inmensa unidad de cuidados paliativos. El problema es que la gran mayoría de los profesionales no han tenido tiempo de ser conscientes de ello.

Supervisión de equipos multidisciplinares

Una supervisión clínica multidisciplinar puede ser de gran ayuda para conocerse como equipo asistencial, con sus fortalezas y debilidades, que le ayudará a establecer herramientas de prevención y protocolos de autocuidado efectivos.

De esta forma cada equipo podrá identificar sus factores de riesgo, sus factores resilientes, su capacidad de adaptación a distintas situaciones, su capacidad de ensamblaje con las familias de los pacientes, cómo influye su forma de comunicación intra-equipo y con otros equipos y familias, sus capacidades de establecer vínculos sólidos y saludables con los pacientes.

El autoconocimiento del propio equipo asistencial permitirá minimizar los factores de riesgo y potenciar sus habilidades resilientes.

El resultado no puede ser otro que una atención adecuada al paciente y sus familiares, a la vez que la vuelta a casa con la satisfacción de un trabajo humanamente bien hecho.

Los aplausos a las 20h están muy bien,

pero se necesita mucho, muchísimo más.


Evalúa ahora mismo tu Fatiga de Compasión

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Enric Soler

Psicólgo supervisor de equipos sanitarios

Tutor del Grado de Psicología de la UOC

Màster Universitari Oficial de Recerca en Psicología de la Salut y Qualitat de Vida per la UAB

Soy, sobre todas las cosas, un ser humano. ¡Me apasiona mi profesión! Considero a las personas como seres intrínsecamente relacionales. Creo firmemente que resulta imposible comprender al ser humano sin tener en cuenta sus relaciones. Nacemos en una familia y nos desarrollamos constantemente en interacción con los demás, y la satisfacción en estas múltiples interacciones influye de forma determinante en nuestra calidad de vida emocional; en nuestra felicidad. Me temo que como psicólogo soy un tanto peculiar. Entiendo la relación terapéutica como una relación entre dos expertos, y la base sobre la que se sustenta el cambio terapéutico. Para mí es un privilegio ser invitado por mis clientes a establecer una relación de intimidad, confianza y compromiso mutuo que implicará recorrer juntos un tramo de la teva vida.

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Enric Soler - Psicólogo colegiado 16.303

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